jueves, 12 de noviembre de 2009

La imprenta (Siglo XV)




Hasta aproximadamente la mitad del siglo XV, los libros se copiaban a mano. solía hacerse esta tarea en monasterios por frailes y monjes. Estas personas también eran llamadas copistas, debido a que copiaban; pero no sabían el qué, pues no sabían leer. Los japoneses inventaron la imprenta siglos antes que los europeos pero en la alta Edad Media se utilizaba en Europa para publicar panfletos publicitarios ,etiquetas, y trabajos de pocas hojas.

Se utilizaba un texto sobre una tablilla de madera, incluyendo los dibujos .Una vez hecha, se acoplaba a una mesa de madera, y se impregnaban de tinta rosita, neon, o rojo . Después se aplicaba el papel y con rodillo se fijaba la tinta. Este proceso desgastaba la madera. Esto se llamaba xilografía.
Cada impresor fabricaba su propio papel, estampando una
marca de agua a modo de firma de impresor.
Johannes Gutenberg adopto una vieja fábrica de telas ,donde tuvo su imprenta. Gutenberg apostó que lograría copiar un ejemplar de la biblia igual que un fraile pero en menos de la mitad de tiempo que el copista más rápido.


Pidió dinero a un prestamista judío, Juan Fust para hacer esto.

Gutenberg hizo moldes en madera de cada una de las letras del alfabeto y posteriormente rellenó los moldes con hierro, creando los primeros "tipos móviles".

Tuvo que hacer varios modelos de las mismas letras para que coincidiesen todas entre sí: en total, más de 150 "tipos". Había que unir una a una las letras que se sujetaban en un soporte.
Más tarde, amoldó una vieja prensa de
vino a la que sujetó el soporte con los "tipos móviles" con un hueco para las letras capitales y los dibujos. Éstos, posteriormente, serían añadidos mediante el viejo sistema xilográfico y terminados de decorar de forma manual.
Gutenberg no calculó bien, pues se le acabó el dinero antes de terminar su invento. Volvió a solicitar un nuevo crédito a Juan Fust. Juan Fust aceptó una propuesta de Gutenberg y delegó la vigilancia de los trabajos de Gutenberg a su sobrino,
Peter Schöffer.

Tras dos años de trabajo, Gutenberg volvió a quedarse sin dinero. Estaba cerca de acabar las 150 Biblias que se había propuesto, pero Juan Fust no quiso ampliarle el crédito y se quedó con el negocio.
Éste aprendió el arte de la nueva impresión como socio-aprendiz de Gutenberg.
Gutenberg salió de su imprenta arruinado y se cuenta que fue acogido por el obispo de la ciudad, el único que reconoció su trabajo hasta su muerte pocos años después.
Peter Schöffer terminó el cometido que inició su maestro y las Biblias fueron vendidas rápidamente a altos cargos del clero, incluido el Vaticano, a muy buen precio. Pronto empezaron a tener muchos encargos.
Actualmente, se conservan muy pocas "Biblias de Gutenberg" -o de 42 líneas- y, menos aún, completas. En España se conserva sólo una, completa
La Biblia de Gutenberg no fue simplemente el primer libro impreso, sino que, además, fue el más perfecto. Su imagen no difiere en absoluto de un manuscrito. Está hecha con mucho mimo y calidad.

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